La crisis provocada por la epidemia hizo que muchos artistas utilizaran su arte como medio de denuncia y activismo político. Estos son algunos de los más relevantes implicados en la lucha contra el VIH/SIDA.
Cuando los afectados por el virus del VIH pasaron a contarse por millares y el SIDA se convirtió en epidemia, la enfermedad también impactó de lleno en el mundo del arte. Especialmente, en Estados Unidos. Allí fue donde se detectó por primera vez y desde donde tendría una vasta resonancia a nivel mundial.
Fue durante las décadas de los 80 y 90. La enfermedad aún era una completa desconocida pero comenzaba a hacer estragos. Sin tregua. Mientras tanto, los gobiernos miraban hacia otro lado y permanecían sordos e inactivos. Esta realidad no fue ajena para muchos artistas y creadores que decidieron no permanecer impasibles ante la situación que estaban viviendo y reaccionaron de inmediato.
La crisis provocada por el SIDA hizo que el arte se implicara en lo público, lo político y lo social. De forma individual o agrupados en colectivos, estos artistas -pintores, diseñadores, fotógrafos, creativos publicitarios, etc- fueron firmes activistas (no hay que olvidar que muchos sufrieron la enfermedad en su propio cuerpo). De una forma u otra, hay mucho de sus vidas en sus obras.
Desde múltiples disciplinas se enfrentaron a las estructuras de poder y a las instituciones sociales, más empeñadas en mantener invisibles a las personas seropositivas que en afrontar esta nueva realidad. Utilizaron su talento para denunciar, reflexionar, remover conciencias, hacer activismo político, llamar a la acción, en definitiva, luchar contra el SIDA. Las personas infectadas por el virus del VIH -hombres y mujeres- no sólo tuvieron que luchar contra la enfermedad sino contra el silencio, la censura, los miedos, la discriminación y el aislamiento.
No hay duda de que el VIH/SIDA ha marcado e influido en el arte contemporáneo. Un espejo en el que se ha reflejado la evolución de la enfermedad y de los avances conseguidos, y en el que se ha mirado todo el mundo.
Los artistas implicados en la lucha contra el SIDA son numerosos y su aportación a la causa es especialmente valiosa. Esta lista quiere ser un tributo a cada uno de ellos. Pese a que no están todos, es un claro ejemplo de reconocimiento a su importancia y a su gran influencia.
¿Te suena alguno de estos artistas y creadores? ¿Tienes uno favorito? Escribe un comentario al final del artículo. ¡Haznos saber tu opinión!
ACT-UP

Seguramente ha sido la organización activista estadounidense más importante. ACT-UP (Coalición para Liberar las Fuerzas contra el SIDA) fue fundada en 1987 en Nueva York por el activista Larry Kramer quien desafió a las comunidades homosexuales para que exigieran una respuesta eficaz para la política del SIDA. Su mensaje caló rápido frente a un poder público que trataba de silenciar lo que estaba sucediendo en la calle. A principios de los año 90 ya había más de un centenar de sedes de la organización repartidas por todo el mundo. Su éxito se basó en gran medida en la capacidad que tenía para idear consignas (SILENCIO = MUERTE), elegir objetivos claros (The New York Times), decidir posiciones («Todo el mundo con SIDA es inocente»), y proponer acciones concretas y directas.
GRAN FURY

¿Sabías que con este nombre se conocía al automóvil Plymouth usado por la escuadrilla del departamento de policía de Nueva York? Pero además fue la denominación con la que se dio a conocer el grupo que formaron una decena de artistas en el año 1988 en el seno del ACT UP. Sus obras se firmaban bajo una misma autoría. Se identificaban por dar poca importancia a los valores tradicionales y por romper los convencionalismos del arte en cuanto a espacios y lenguajes. Empezaron pegando carteles en muros de la ciudad de manera ilegal. Más tarde, ocuparon espacios públicos con polémicas intervenciones y utilizaron vallas publicitarias para impactar con sus mensajes (apropiándose de estrategias de marcas como Benetton). Las imágenes causaron tal impacto que correrían como la pólvora y los medios de comunicación se harían eco de forma masiva. Después de años frenéticos de creación, en 1994 el grupo se disolvió.
KEITH HARING (1958-1990)




Seguro que reconoces alguna de sus creaciones en murales o camisetas. El trabajo de Keith Haring es único y está íntimamente ligado a la causa del SIDA. Utilizó su talento para alterar la mirada de la sociedad hacia la enfermedad y para conseguir reformas sociales y médicas. Empezó en el «arte del graffiti» que le sirvió para desarrollar un estilo propio de una gran calidad gráfica. Quiso llegar a un público amplio y diverso, por eso pintó en espacios al aire libre e incluso en las paredes del metro. Consiguió una gran proyección formando parte de múltiples proyectos públicos de arte, carteles informativos y de prevención del VIH, mensajes para promover prácticas sexuales seguras, etc. Conectó especialmente con la gente joven. Sus imágenes, muchas veces irónicas y cómicas, son una invitación permanente a la reflexión.
DAVID WOJNAROWICZ (1954-1992)

Fue uno de los primeros artistas del East Village de Nueva York, donde empezó a exponer su trabajo durante la década de los 80. Alcanzó una rápida reputación que le llevó a exhibir en galerías y museos no sólo de Estados Unidos sino también de Europa y Latinoamérica. Su obra está marcada por su vida, su difícil niñez y su homosexualidad. Después de haber sido diagnosticado de SIDA (a finales de los años 80), sus creaciones se impregnaron de una aguda crítica social y política. Fue uno de los activistas más radicales y subversivos contra la epidemia. Buscaba siempre la polémica y la provocación para combatir las actitudes conservadoras que existían y para despertar la conciencia social. Murió a los 37 años víctima de la enfermedad.
Si quieres saber más te recomiendo el artículo «David Wojnarowics, el mundo desde las tripas», publicado en El Cultural.
PEPE ESPALIÚ (1955-1993)

Hablar de arte y SIDA en España es hablar de este artista multidisciplinar. Su obra ha tenido una innegable influencia en autores posteriores y en la manera cómo éstos se han acercado al tema. Pintor, dibujante, poeta, artista plástico, activista… Pepe Espaliú bebió de movimientos como el surrealismo, el dadaísmo o el constructivismo, reconocibles en muchas de sus creaciones. Desde el momento en que fue diagnosticado de la enfermedad (a principios de los años 90) toda su obra giró entorno a esta problemática. El cuerpo, la marginación y el estigma del enfermo fueron algunos de los aspectos que más le preocuparon. A través de su arte, reclamó un mayor apoyo, solidaridad y tolerancia hacia las personas afectadas. Sin duda, una de las grandes figuras creativas de nuestro país que visibilizó el sida y, por ello, merece un lugar destacado.
NAN GOLDIN (1953)

Esta fotógrafa norteamericana documentó los estragos del sida con una mirada íntima y muy personal. Eran los años 80 en Nueva York. Fue una renovadora del lenguaje fotográfico; puso la expresividad por delante de la técnica. Vivió muy de cerca la enfermedad pues acabaría con la vida de muchos de sus íntimos amigos. Sus imágenes componen un auténtico diario visual -emotivo y dramático por igual- con el que es posible entender mejor un tiempo de incertidumbres, lucha y marginalidad. En 1989 fue centro de polémica cuando se encargó de la exposición colectiva “Witnesses: against our vanishing” compuesta por una veintena de obras de artistas de renombre como David Wojnarowicz, Philip- Lorca Divorcia, Jane Dickson, Mark Morrisroe o Peter Hujar. Sus instantáneas ayudaron a romper el silencio de los enfermos poniéndoles rostro, y también nombres y apellidos.
Si quieres conocer más detalles de los trabajos realizados por Nan Goldin puedes entrar en el espacio que le dedicado la Tate Gallery.
PEPE MIRALLES (1959)

Es uno de los nombres de referencia en la lucha contra el SIDA en España. Sus proyectos se cuentan por decenas y su labor activista estuvo vinculada a grupos colectivos de intervención pública. Desde el año 1992, sus creaciones se centraron en el VIH/SIDA como tema central. Si por algo destaca la extensa obra de Pepe Miralles es por su voluntad pedagógica. Con sus trabajos explica el VIH desde un punto de vista biológico para que entendamos cómo se transmite y cómo se previene. Informa para minimizar los riesgos y para desterrar esa idea de que el virus sólo afecta a determinados grupos. También reivindica mejoras en la aceptación y calidad de vida de los afectados. Y para que los mensajes calen, el artista juega al factor sorpresa y acostumbra a situar sus creaciones en lugares que no esperamos. Sin duda, una figura clave.
Si quieres saber más te recomiendo esta entrevista a Pepe Miralles
ZOE LEONARD (1961)

Su aportación a la fotografía contemporánea es incuestionable. Fue activista en el movimiento AIDS y las políticas queer en su ciudad de New York en los años 80 y 90. En el año 1992, Zoe Leonard escribió el libro I want a president, un poema inspirado en la carrera presidencial de Eileen Myles. Pero, sin duda, uno de sus trabajos más personales y singulares fue Strange Fruits (1995), una referencia al deterioro sufrido por la epidemia del SIDA. La instalación consistía en peladuras de varios frutos (naranjas, bananas, limones, etc) que la fotógrafa guardó y cosió uniéndolas a mano con hilo y alambre. Fue expuesta en el año 1998 en el Philadelphia Museum of Art, ciudad en la que reside.
MARK MORRISROE (1959-1989)

Otro fotógrafo experimental en la lista. A través de sus instantáneas reflejó sin ningún tipo de tapujos aspectos como la vida marginal, la homosexualidad, la prostitución masculina (que ejerció cuando era adolescente) o el SIDA. Mark Morrisroe contribuyó al desarrollo de la cultura punk. Sus imágenes son en su mayoría retratos con un alto componente autobiográfico y están dotadas de un enorme realismo que influiría posteriormente en el desarrollo de la fotografía.
DANA WYSE (1965)

Si todavía no conoces sus famosas píldoras ahora es el momento. Bajo el nombre de Jesus Had a Sister Productions, esta artista visual canadiense ideó una original fórmula que le serviría para criticar el control de la industria farmacéutica y también el abuso de la gente en el consumo de drogas legales ante cualquier síntoma de dolor. Puso en marcha la fabricación de unas píldoras singulares, envasadas en pequeñas bolsas y cajas (como las de chicles, caramelos o pastillas). Utilizó un packaging retro de los años 50 y 60 con imágenes publicitarias y con mensajes escritos que interpelaban directamente al consumidor al que prometían un efecto instantáneo: una vida mejor, una vida sexual exitosa, ser negro, garantizar la heterosexualidad de su hijo, etc. Toda una maquinaria artística que encontraría también en el SIDA una fuente de inspiración para la crítica y la denuncia.